viernes, 13 de abril de 2012

SEMANA SANTA EN NORUEGA

Después de descartar varios planes para salir a esquiar a Europa, decidimos sumarnos a una "excursión familiar" a Noruega. Todo se gestó en los Campeonatos de España de Larga Distancia en los Llanos del Hospital, en Benasque. Mientras unos sudábamos tinta para acabar la carrera, "otras", a la vez que nos animaban por todo el recorrido, "maquinaban" un viaje a Noruega en Semana Santa. Cuando llegamos a la meta, todavía con la respiración entrecortada, nos encontramos con la sorpresa de que solo faltaba dar el "sí quiero". No nos costó mucho decidirnos y al día siguiente ya teníamos los billetes de avión y la reserva en un Hostel de Oslo. Todo iba sobre ruedas menos las noticias que nos llegaban de que la nieve brillaba por su ausencia en Oslo. "No es posible. ¿Cómo no va a haber nieve en Noruega?". Bueno, llegó el día 31 de Marzo y nos juntamos en el Aeropuerto de Barcelona las familias Vigo-Del Arco (Berta, Irma, Martí y Evaristo), Sampedro (Amaiur y Xebe) y Gorostegi-Amonarriz (Ane, Lurdes y Peio).
Todo era ilusión y un poco de incertidumbre por lo que nos íbamos a encontrar.La verdad es que nuestras espectativas se iban a hacer realidad y es que en Oslo no había ni una gota de nieve. Aunque parezca mentira hasta las zonas altas como Hollmenlkollen estaban "verdes". ¡Qué vamos a hacer! Nuestra intención era esquiar pero acabamos visitando la ciudad y viendo los monumentos y parques típicos de esta acogedora ciudad. Tras dos días en Oslo, decidimos que había que "cambiar de aires" y buscar nieve, que era a lo que habíamos venido.
Después de una cuantas vueltas por Internet y ver unos cuantos partes de nieve, decidimos un poco a la desesperada que la salida era "subir" hasta Lillehammer. Cancelación sin ningún tipo de problemas de la reserva en el Oslo Haraldsheim y nueva reserva relámpago en el Lillehammer Hostel Stasjonen. El traslado en autobús fue un poco "depre", nadie decía nada pero todos nos dábamos cuenta de que no se veía nieve por ningun lado. Según nos
acercábamos a Lillehammer, la desolación se iba apoderando de nosotros. Nos mirábamos pero nadie decía nada. Todos pensábamos lo mismo pero nadie se atrevía a abrir la boca. No se veía nieve por ningún lado. Cuando llegamos a Lillehammer, algunas "manchas blancas" en los montes era lo único que podíamos ver. Paró el bus en la estación, que por cierto era la ubicación del Hostel y ya no nos pudimos reprimir. Empezamos a acordarnos de los familiares más cercanos de los que hacen los partes de nieve para las estaciones de la zona y de los que nos recomendaron "subir" hacia aquí. Bueno, resignación, ya haremos algo... Entramos en el Hostel y antes de preocuparnos por la reserva o por las habitaciones, nos dirigimos a la recepcionista con un "Where's the snow?" y nos contestó un "It's just up in the mountain". Nos quedamos un poco perplejos y seguimos con el interrogatorio. Nos comentó que cogiendo el autobús a Nordseter (12 km.) o a Sjusjoen (15 km.), no tendríamos problemas para esquiar. Esto nos relajó un poquito y durante la cena ya empezamos a creer que por fin podríamos esquiar. 9 de la mañana y ya estamos en la parada del bus un poco nerviosos por no saber que nos depararían esos 12 kilómetros hasta Nordseter. Según íbamos subiendo, la imagen iba cambiando del "verde" al "blanco". Cada vez se veía más nieve. Lo que no nos podíamos imaginar es que cuando llegamos arriba había 350 Km. de pistas preparadas, marcadas para clásico y para patinador. ¡Casi nos  da un "pasmo" cuando vimos aquello! Comprar un mapa de la zona y a darle al tema. Con la ilusión que nos hizo y las ganas que teníamos de esquiar, no nos dimos cuenta de los km. que estábamos haciendo. ¡Qué manera de disfrutar! ¡Qué calidad de nieve! ¡Qué parajes! Todo perfecto. Al final del día 50 km. y todos supercontentos y esperando a ver que nos depararía el segundo día en Sjusjoen.
La verdad es que todos los pueblos están unidos por las pistas, o sea que, es lo mismo ir por uno que por otro, ya que luego puedes coger el autobús de vuelta en cualquiera de ellos. El segundo día entramos por Sjusjoen después de 15 km. de autobús, la alegría se veía en todas nuestras caras, ya que sabíamos lo que nos íbamos a encontrar. Nos bajamos del bus y allí mismo nos pusimos los esquís. ¡Qué pasada de pista! En ese mismo momento la bautizamos como la "autopista". Cuatro huellas para clásico y tres para patinador, y todo para nosotros, ya que los "nativos" no son mucho de madrugar y hasta el mediodía no aparecen. Después de otra jornada de buen tiempo y buena nieve, sumamos unos 40 km. aunque bastante más duros que el día anterior. Subidas bastante largas y contínuos repechos hicieron que los más jóvenes llegaran bastante justillos al final del recorrido. Por lo demás, todo perfecto.
Uno de los lugares que nos dio un poco de "vidilla" fue Pellestova, un centro de acceso a la zona de esquí que contaba con un Bar-Restaurante que servía un chocolate dificil de olvidar. Los dos últimos días, en la misma línea, lo único diferente fue que el tercer día amaneció nublado, pero sin precipitación y con una visibilidad muy buena. Y el último, el más frio de todos, pero otra vez con el cielo despejado no permitió hacer un recorrido hacia la zona más norte, de la que todos quedamos encantados. Lugares como Hornsjo, Lisaetra, vuelta por Pellestova sin perdonar el chocolate, Nordseter y final de etapa en Sjusjoen. Otros 50 km. que nos supieron a poco pensando en que al día siguiente teníamos que despedirnos de Lillehammer y volver a casa. Por la mañana unas compras, pocas porque joder que precios, y a mediodia bus a Oslo y vuelo a Barcelona.
Bueno, comentar que la experiencia ha sido magnífica. Un principio un poco "desesperante" dio paso a unos días de auténtico disfrute, buena convivencia, montones de risas, animadas sobremesas y sobre todo buen compañerismo. Esperemos que se repita en algún otro punto del "globo" y si no en el mismo, que es como para repetir. 



2 comentarios:

  1. Muy bonita página Peio. Veo que todo se va renovando, no sólo el sitio web sino también los hijos, que crecen y crecen...
    Recuerdos,

    Manolo (en la sexta planta)

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  2. Bueno, comentar que la experiencia ha sido magnífica. Un principio un poco "desesperante" dio paso a unos días de auténtico disfrute, buena convivencia, montones de risas, animadas sobremesas y sobre todo buen compañerismo. Es la-voz.net/alfonso-ugarte/

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